Nuevamente salgo sin reserva ¿es que no aprendo más? Lucíta
querida, si salís un sábado por la noche, no tientes al destino, levantá el
telefonito y reservá tu lugar. Eso de salir sin rumbo es como un viaje
directo a la frustración, sin escalas.
Quedaba para elegir lugar en la barra o mesa alta. Mesa alta.
Las banquetas no tienen respaldo ni donde apoyar los pies. Bueno, tienen, pero yo no llego, (eso que por
mi estatura soy parte de la media alta), con lo cual, pies colgando y espalda
encorvada. Que para un trago rápido no
pasa nada, pero si vas dispuesto a quedarte un buen rato, andá sacando turno
con el kinesiólogo amigo porque quedás para una sesión de masajes
descontracturantes seguro.
Se acerca una camarera, deja la carta y la carta de vinos
con la siguiente advertencia: Chicos, si van a pedir vino, seguro que quieren
Malbec, ¿no? Bueno, Malbec casi no nos queda ninguno porque es el que más se vende.
…
…
Hijita de Dios, querida mía, madre de mi corazón, si es el
que más se vende, no te parece, digo, que es el que más deberían tener??? No!!
Ese tiene mucha salida así que tenés poco!!! Mundial!!! Qué buen comienzo!!!!!
Igual no sé si quería Malbec, pero ahora sí, más vale, ahora quiero Malbec. Ni
Cabernet ni Sauvignon: Malbec.
Así soy.
Pedimos unas croquetas de jamón serrano de entrada (el
jamón debe estar todavía en la fiambrería porque adentro de la croqueta más que
queso yo no encontré) y de principal decía algo así como: Pasta con hongos en
salsa de azafrán. Le pregunté qué pasta
era y me dijo: son ravioles rellenos con champignones negros ¿champignones
negros? Será que los tienen fuera de la heladera hace varios días, porque sino,
suelen ser bien blanquitos, pero bueno, ponele… Pedí la pasta.
Se acerca otra moza y pregunta: ¿Chicos, por acá? ¿Ya
tomaron el pedido? Si, gracias. A los
dos minutos viene otra: ¿Chicos, por acá? ¿Ya tomaron el pedido? Si,
gracias. A los 3 minutos: ¿Chicos, por
ac… Si nena!!!!!!!!!! ¡Ya nos tomaron el pedido! ¡Fijate si dialogás con tus
compañeras! ¡Se organizan un poquito! ¡Una atiende de la mesa uno a la cuatro,
otra de la cinco a la diez y otra de la once a la quince!
Sobre las croquetas ya dije suficiente así que ahora voy
por los ravioles. Eran fritos. Boing. No es que no me gusten, pero ya había
comido una fritura antes y me hubiese gustado saber que no iban a ser hervidos
como es la forma habitual de cocinar la pasta.
De todas las mozas que merodeaban cuando llegamos ya no
quedaba ninguna, así que otra vez me quedé sin postre. Igual, adelantándome a este acontecimiento,
leí qué había cuando elegí los platos anteriores y no había nada que llamara mi
atención. Había flan, crema catalana y algo de chocolate. Le faltó poner creme
brulee, natilla y me daba cuatro formas distintas de cocinar huevos, leche y
azúcar.
El DJ ponía la música cada vez más fuerte. No sé bien a dónde quería llegar, pero yo ya
estaba a los gritos pelados tratando de charlar algo con la persona que tenía a
40cm de distancia. Tal vez esperaba que
la gente se pare y empiece a bailar, o a lo mejor subía el volumen cada vez más
porque se tenía que ir a poner música a una fiesta y quería que nos vayamos
todos.
Pasó un buen rato hasta que alguien se dignó a llevarse los
platos y aprovechamos para pedir un trago.
Yo pedí algo dulce porque necesitaba sacarme el gusto de la fritanga y
mi amigo pidió un whisky. Trajo la
medida y un vaso trago largo. Le pedimos
si podía traer un vaso de whisky y nos dijo que no les quedaban, que estaban
todos usados. Yo no soy tomadora de
whisky, pero sé que no es lo mismo. Esto
pasa con varias bebidas: el café no sabe igual si lo tomás en taza o en vaso de
plástico, una limonada bien fría en tacita de café tampoco, un mate cocido en
copa de cristal o tomar un vino con pajita… No es lo mismo. Y hasta acá no me había quejado de nada, ni de
los pies colgando, ni de la música altísima, ni del faltante de jamón, ni de
los ravioles fritos, ni de la falta de atención. Así que me lo merecía: le pedimos si tenía
otro tipo de vaso. Volvió con otro (que
era de cerveza y me dijo con todo el odio del mundo: ¿Te gusta este? ¿Decime,
este sí te gusta? Jaja, si, me encanta ¿para qué te voy a decir otra cosa? No me vas a entender, y no quisiera imaginar
qué sos capaz de hacerle al otro vaso que si yo insistiese en pedir fueses a
buscar a la cocina. Lo dejamos acá que al final entre cerveza y
whisky a esta altura la única diferencia son las burbujitas, no?
Barrio Güemes 05 de Julio de 2014
que bueno! ! como me divierto con cada nueva publicación. .. salí más seguido! !!!!
ResponderBorrarjaja Graciasssssssssssssssssssssss
BorrarEl restaurante al que te referís creo que es "El Fabuloso", parecido pero para que la gente sepa bien cual es.
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