sábado, 27 de septiembre de 2014

Décima entrega: Boudu

La llegada de la primavera, las flores, el verde, el calorcito que de a poco se instala en la ciudad eran componentes que invitaban a una linda salida.  Consulté con amigos algún lugar para ir y me decidí por uno al que hacía mucho que no iba y al que seguramente por un tiempo considerable, no volveré.
Hice la reserva por teléfono a la tarde y nos recibieron muy bien cuando llegamos.  Nos trajeron un pan casero muy rico con unas pastitas también ricas para acompañar.  Y nos acercaron la carta de vinos para que vayamos eligiendo.

Pedimos un malbec, uno de los tantos que enunciaba la extensa carta, pero cuando se acercaron a tomar el pedido, oh sorpresa, justo ese ya no había.  Ya con la carta cerrada nos ofrecen otras opciones que no nos convencían, pedí otro, de otra cepa, un Caberent Franc, que tampoco tenían, así que finalmente, ellos decidieron por nosotros, un Cabernet Franc de Lamadrid. Muy rico, sin ver la carta, y sin saber si estaba a la altura (relación precio calidad)  de lo primero que habíamos elegido. Y esto ya es incómodo, porque alguien sensato seguramente te  ofrece algo parecido, pero alguien que quiere hacerse la noche con una venta, te liquida. 

Raro también, porque hasta este momento todavía no sabíamos qué íbamos a comer.  Confusa secuencia de los acontecimientos.

Con el vino abierto, aireándose en la mesa, un camarero muy atento nos cuenta que por esos días tienen un menú regional que representa a todo el país, una costilla ancha braseada de la  región pampeana (que viene  a ser esta en la que habitamos aclara, jaja me sonó a geografía de quinto grado) un cordero del sur, una pasta horneada con carne de llama del norte y un pescadito (Surubí) del litoral.  Todo muy lindo pero me encantaría leerlo con mis propios ojos y de paso ver, si no es mucha molestia, cuánto vale.

Pero todo es fantasma, como el vino, la comida. Elegimos el Norte y el Sur.  Y mientras espérabamos nos cuentan que como entrada, también por estos días y conforme al menú regional; hay tapas españolas.  Jajajajja, acá, sí carcajada, porque en la misma clase de geografía, meses antes o meses después, aprendí que España quedaba en otra región, casi que en otro continente, océano de por medio, el Atlántico para quien no pasó quinto, pero bueno, no me voy a poner en maestra ciruela tampoco, no es mi estilo, no? Y la opción en este menú, repito, de estos días, es pararte a buscar la entrada, ¿pero sabés qué? busco todos los días la entrada en casa, abro la heladera, la alacena o voy al mercadito de la esquina,  así que, una vez que salgo, mejor tráemela vos! De onda te lo digo, además me puse unos tacos de casi quince centímetros y me estaría costando desplazarme.

(Mención aparte, las tapas eran sólo bruschettas, que está claro que las bruschettas forman parte de la familia, pero son casi como tíos lejanos) Tema para otro post.

Comimos las tostaditas con jamón (un jamón excelente por cierto) y después de una larga espera trajeron los platos que estaban muy buenos, la pasta, la carne y el acompañamiento muy bien logrados, pero no saber cuánto vas a pagar por el combo, genera un clima tenso.

Terminados los platos, también sin opción a elegir, traen los postres, y acá, no es que por dedicarme a la pastelería haga esta crítica, pero si no tenían muchas ganas de pensar, es mejor que te lo digan y te inviten a tomar un heladito a la heladería del frente!!!! Dos mini, pero muuuuy mini vasitos. Uno con un helado de dulce de leche (de la región argentina, pero claaaaaro) y el otro de crema batida con UN, solo UN arándano (que a esta altura ya no sabemos, ni nadie tiene muchas ganas de contar de qué región viene tamaña inspiración)  pero así las cosas, eso sería a mi entender, apenas un pre postre.  Pero no, esto es todo amigos.  Acá termina el paseo sensorial por las regiones.  Ya lo dije antes, siempre tengo un chocolate en casa para estos casos.  Sólo nos queda el broche de oro, que por mi condición de fémina, cuando tengo cita, quedo automáticamente exenta de mirar (lección aprendida en familia tipo machista de los años 80 / 90) aunque por cara de asombro y percepción (no femenina, sino simplemente humana) no me quedó lugar a dudas, la cuenta fue gestada en las islas británicas y efectuada en las islas Caimán!!! (Nota explicativa: cara y sin factura)

Resúmen de la velada: Prefiero tener toda la información desde el comienzo y tener libertad de elección.


Av. Rafael Nuñez, Cerro de las Rosas. Córdoba. 21 de septiembre de 2014

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