lunes, 23 de junio de 2014

Quinta entrega: La cueva del Dragón

Salí sin reserva previa así que no debería criticar la mesa que me tocó, pero, como bien puse debería, la voy a criticar igual: las luces bajas pueden ser un buen recurso si están bien usadas, pero cuando no ves (literalmente) nada de lo que te van dejando sobre la mesa, estamos en problemas.  Una sombra generada por una viga que está justo abajo del foquito, creo que es un punto importante que el arquitecto podría haber tenido en cuenta y así evitaba que la persona que se siente ahí tenga que ir deduciendo cada cosa que va probando cual juego de la niñez en el que te vendaban los ojos y ganabas si acertabas a adivinar qué era lo que comías.  Y ya que empecé hablando del arquitecto voy a decir también que no estaría mal que revise el tema de la acústica.  Tener sentada a una persona a menos de un metro de distancia y estar cada tres palabras preguntando: ¿qué? ¿qué? Porque no escuchás nada de lo que dice es irritante!! (Y eso que no me irrito fácil, bueno, no tanto, bueno, a veces, bueno sí, y qué??????????????)

Entonces de nuevo, no pretendo que llames a un arquitecto súper experimentado en el tema si querés abrir un restaurante (aunque no estaría mal, de paso  conozco uno que la rompe y si mencionás esta nota te consigo beneficios exclusivos) pero por lo menos llamá a uno que cuando veían iluminación y ruidos no le haya copiado el examen al que tenía sentado al lado!!

Nos deja la carta. Leo.  Cierro.  Vuelvo a leer.  ¿Me puedo ir?

Y no,  ya está.  Ya me senté, estoy en mi mesa, con la sombra arriba de lo que supongo debe ser la panera.  Pido entrada, pido principal.  No me preguntes el punto de la carne, total seguro que el cocinero adivina cómo me gusta y acierta!! La suerte está echada. 
Carta de vinos.  Son innovadores y ponen sólo bodegas boutique.  Ninguna conocida.  Buenísimo, apoyo a los pequeños productores, pero pará, capacitá a tus mozos y que me tiren una pista!!!   Pará!! Porfa!!! No te vayas!!!  Ayudame!!! No, ninguna pista, nadie sabe nada.  Elige tu propia aventura y que Dios te ayude.

Yo entiendo que ser camarero, para la mayoría, es un trabajo de paso, un currito para después hacer otra cosa. ¿Pero eso te justifica? ¡Ponele un poquito de onda!

Sobre la entrada no voy a decir nada porque no quisiera ser hiriente.  Y sobre el principal voy a decir que tal vez juzgué mal al arquitecto, y que todo fue minuciosamente pensado para que nunca te enteres si el cocinero le pegaba al punto de la carne, al menos visualmente.  Y si la torre de no sé qué, que pretende ser el acompañamiento, se te desmorona de sólo mirarla tampoco te enteres.

Nos queda el final. Si algún día se llevan los platos, si algún día me traés la carta de postres, si alguien se acuerda que estoy debajo de la viga con la sombra de compañía.  ¿Hola? ¿Hola?


 No quiero ser ansiosa, pero terminé de comer hace hora y quince, mañana me levanto temprano. Posta, vos me traés la carta, yo elijo algo rápido, me como un dulce y terminamos con el tema. De verdad te digo.  Porfa mirame. Porfa mirame. Mirameeeeeeeee.  Ok, ganás vos.  No me mires, nos levantamos y pagamos en la barra.  Me como un chocolate cuando llego a casa ¿total sabés qué?  Tengo un montón!!!!


Barrio Guemes.  Córdoba.  17 de mayo de 2014

1 comentario:

  1. LUCIA:
    Me encantó el comentario de la recomendación del arquitecto !!
    Todo queda en familia, no ?? Jejeje
    Saludos. Roberto Colmenarejo

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